La locura de la predicación.
¿Sabías que a Dios le agrado salvar a los creyentes por la locura de la predicación?
Así es, solo imagina…. Un Dios que se viste de hombre, que se deja colgar en una cruz y en base a ese sacrificio yo tengo redención, soy libre de la condenación por mis pecados y rebeliones, eso es una locura, una aberración a la mente humana, pero así es, dice el apóstol Pablo:
“El cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.” Filipenses 2: 6-8
En 1ª de Corintios Pablo menciona varias veces la locura de la predicación.
Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios. (1:18)
Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación. (1:21)
Pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura. (1:23)
Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. (2:14)
En los tiempos de Jesús, los gentiles pensaban ¿Cómo puede ser el Hijo de Dios un judío “crucificado”, es decir, condenado por la autoridad romana a morir en la cruz, reservada a los criminales? ¿Cómo puede ser el Salvador de los hombres una persona que ni siquiera ha sido capaz de salvarse a sí mismo del suplicio de la cruz y por consiguiente no ha muerto como héroe, sino como un despreciable delincuente?
Por otro lado los judíos esperaban una señal del Mesías que había de liberarlos de la opresión en la que vivían, era inconcebible que ese Mesías, elegido y predestinado por Dios para liberar a su pueblo de sus enemigos, muriese como esclavo y despreciable malhechor, en la forma más cruel, y se agregaba a lo anterior el hecho de que sobre un individuo colgado en el madero, recaía la maldición de Dios, de acuerdo con la afirmación de Deuteronomio 21: 22-23 que dice que maldito es aquel que es colgado en un madero.
La “locura” de la predicación basada en la muerte de Jesús en la cruz, es aún mayor por el hecho de anunciar que su muerte tiene un carácter “redentor” a pesar de haber sido tan espantosa, Pablo afirmó que Jesús, el Mesías, murió para expiar los pecados de todos los hombres: “Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; fue sepultado y resucitó al tercer día, según las Escrituras” 1 Cor 15, 3-4.
Jesús murió por los hombres pecadores, por consiguiente, es una muerte “sustituta”, con su muerte redime a los hombres del pecado, Él fue hecho maldición por nosotros, tomó nuestro lugar, el castigo que nosotros merecíamos cayó sobre Él.
Todo esto estaba escrito, los profetas anunciaron el plan de redención que el Padre había provisto, podemos leer en Isaías 53 que Dios ya había suplido nuestra redención por medio de Cristo.
Jesús mismo dijo cuando hablo con Nicodemo:
Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Juan 3:14-15
Esta es la locura a la cual se refería Pablo a los Corintios pues era un pueblo que estaba lleno de sabiduría humana; hoy también en este siglo las personas se sienten autosuficientes, no creen que Cristo ha pagado el precio que nosotros merecíamos y más aún, muchos ni siquiera aceptan el hecho de que merecen la muerte por sus transgresiones, para ellos la predicación del evangelio de Cristo es una locura.
Por eso, la muerte de Cristo es suficiente para todos, pero eficiente solo para los que creen en Él, pero creer no desde un punto de vista intelectual sino de rendirse a su señorío y obedecer su palabra, puesto que la fe que salva es la desesperación de una gran necesidad de salvación ante el reconocimiento de mi pecado y esa salvación solo puede ser reconociendo el sacrificio de Cristo por mí en la cruz.
Entonces ¿eres parte de esa locura por predicar a Cristo y vivir de acuerdo a su voluntad revelada en su Palabra?
Ese es nuestro llamado, anunciar el mensaje de salvación a todos aquellos que nos rodean.
Y.B.G.